domingo, 26 de junio de 2011

"La casa fría"

"La Casa Fría"

¿Saben quién fue Becerra y Tanco? Es posible que no. Es un personaje poco conocido, excepto por los expertos en el tema del Guadalupanismo. Luis Becerra y Tanco (1603-1672), criollo nacido en Taxco, Gro., pasa a la historia por su contribución a las generaciones posteriores: documentó en el siglo XVII, sus recuerdos y los testimonios de las apariciones guadalupanas.
No, no voy a hablar de tan importante bachiller. Becerra y Tanco, es el nombre de la calle donde vivimos hace como quince años. Se ubica en la colonia Chapalita, en Guadalajara, Jal. Esta era una casa vieja, pero grande, agradable, con una ubicación excepcional, dado que corría casi paralela a una de las vialidades más importantes de la ciudad, Lázaro Cárdenas.
A esta casa llegamos cuando comenzábamos a recuperar el paso después de la muerte del padre de mis hijos. Después de pasar tiempos muy complicados, finalmente encontramos este lugar para vivir. Era una casa muy grande, tenía su cochera y un pequeño jardín en el frente. Subiendo como cinco-seis escalones, estaba la entrada a un pequeño vestíbulo, con un medio baño, la sala, el comedor, la cocina que recuerdo comparada con la casa, era pequeña, el patio de servicio y una escalera a un cuarto en la parte de arriba que utilizamos como bodega.
Había un pasillo y dos cubos de luz, uno muy grande, rodeado de ventanales y otro anexo a la cocina. Un baño, tres recámara muy amplias y un patio-jardín trasero bastante grande que dada nuestra situación económica, no podíamos darle mantenimiento por lo que mi madre, lo usaba sólo para tender ropa.
El cubo de luz grande tenía plantas, el piso de tierra tenía sobrepuestos ladrillos y por ahí, mis dos pequeños se asomaban para poder ver hasta la sala.
A mí me gustaba esa casa, creo que si hubiera podido la hubiera comprado para remodelarla. El único problema de este lugar, es que la casa era, aun en verano, muy fría. Por un tiempo no comprendimos la razón de tanto frío, ¿cómo era posible que lo fuera tanto? El hijo pequeño comenzó a enfermar una y otra vez hasta que llegó el día en que se puso realmente grave.
Entre enfermedad y enfermedad, mi madre descubrió que el medio baño tenía problemas, pero no encontraba la razón y el cubo de luz lleno de plantas, siempre estaba húmedo, aun en tiempo de "secas". Un día grande fue la sorpresa, al descubrir que por el sanitario del medio baño salía una raíz. Tuvo que ir el plomero, quien debió desmontar el w.c., descubriendo que no era que "se hubiera tapado", el problema era que las raíces de lo plantado en la colindancia, estaban comenzando a dañar la propiedad donde vivíamos.
Algo muy especial para decidir vivir en esta casa fue que la calle tenía muchos árboles, frente a nosotros veíamos la barda de una casa enorme, de la que sobresalían infinidad de enredaderas y árboles. Por otro lado, una de las casas colindantes, tenía unos enormes bambúes, altísimos, tanto como un edificio de cuatro o cinco pisos, esto hacía que donde estaba el cubo de luz grande, tuviéramos una especie de muro verde muy alto que desde luego, a nuestra llegada, nos encantó. Lo que ignorábamos era que estas bellezas, tenían años de haber sido plantadas, que sus raíces eran profundas y, especialmente, que eran invasivas; no sabíamos que los dueños de estos bambúes no estaban dispuestos a hacer nada para cambiar la situación provocada y que los dueños de la casa donde vivíamos ya habían tenido fuertes discusiones con nuestros vecinos por los problemas que se estaban generando.
En esa casa celebramos los dos años de mi hijo más pequeño, de esa casa tuvimos que irnos porque la salud de mi niño, estaba particularmente comprometida. Una vez que nos cambiamos de Becerra y Tanco a la calle de Fray Juan de Zumárraga (la colonia Chapalita tiene nombres relacionados con el tema de la Guadalupana), los hijos, cuando querían mencionar algo relacionado con nuestro hogar anterior, dieron en llamarla "la casa fría". Hace unos días platicando con mi hijo, me decía que no se acordaba prácticamente de nada, sólo de que esa era "la casa fría".
Alguna vez he vuelto a pasar por ahí, "la casa fría" sigue ahí y los espléndidos bambúes también, ignorantes de que a pesar de su belleza y elegancia no están donde deberían, dañando así las propiedades aledañas. Esos bambúes, no tengo duda, cuando fueron jóvenes, tuvieron un tamaño muy manejable, no era moda, seguro que a los dueños les llamaron la atención y les pareció interesante ocultar el muro de ladrillo con un muro verde. Hoy las cualidades estéticas de los bambúes además de su resistencia, los han puesto de moda y son plantados en los jardines de muchos lugares, ignorando que con la fuerza que adquieren (maravillas de la naturaleza), los cimientos de las casas, las instalaciones, se pueden ver perjudicadas.

P.D. Acabo de entrar a Google Earth y ¡los bambúes ya no están y la casa donde vivimos ha sido remodelada! (Vean la imagen inicial... así no era "La Casa Fría")

Recomendaciones:
El bambú en México, en: http://www.bambumex.org/paginas/articulos.htm
El bambú japonés, en: http://www.tubreveespacio.com/reflexiones-01may05/bambu%20japones.htm

jueves, 16 de junio de 2011

Conociendo a Chimamanda Adichie... y los burros de noria.

Esta mañana, leyendo el blog de un participante en un curso de uso didáctico de blogs que tengo el honor de acompañar como instrutora, me encontré que citaba a Chimamanda Adichie, ¡excelente regalo! Ha refrescado mi alma, mi corazón y mi convicción de que la vida, los hechos, las historias, deben ser analizadas desde diversos puntos de vista. Una sola interpretación nos orilla a mirar, algo así como "burros de noria" (esos cuadrúpedos que toda su vida dan vueltas amarrados a un eje, con los laterales de sus bellos ojos cubiertos para que nada más vean hacia adelante). El problema es que infinidad de personas, en su burbuja de confort son "burros de noria", sólo miran hacia adelante o, peor aun, hacia atrás, a los lados no es opción.

Tomado de: Costumbres
Creo que Chimamanda Adichie, habla acerca de esto en su conferencia "The danger a single story", además de encantarme lo que narra, me hace recordar que los puntos de vista únicos son peligrosos, o si no, pregunten al espíritu de Joseph Goebbels cuando se atrevió a decir que "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad". Hace poco compartía en una red social que quizá, quizá, pueda parecer verdad pero JAMÁS dejará de ser mentira y esta lección creo que el pueblo alemán la aprendió de la manera más difícil y dolorosa.

Otro autor que viene a mi mente, es Eduardo Galeano con su texto Puntos de vista, aquí la liga y un fragmento: "Desde el punto de vista del sur, el verano del norte es invierno. Desde el punto de vista de una lombriz, un plato de espaguetis es una orgía. Donde los hindúes ven una vaca sagrada, otros ven una gran hamburguesa. Desde el punto de vista de Hipócrates, Galeno, Maimónides y Paracelso, existía una enfermedad llamada indigestión, pero no existía una enfermedad llamada hambre..."

Tenemos tanto que aprender de tantas cosas, pero de manera particular y especial, necesitamos aprender de los demás, necesitamos aprender a mirarnos en los ojos de los otros (yo y uno mismo no son suficientes), no para vivir sus vidas, sino para buscar entenderlos. Requerimos con urgencia aprender a escuchar con el alma, con el corazón,  no sólo con la razón. Es indispensable, ante una historia, una circunstancia, saber ponernos en los zapatos del otro. Abrir la posibilidad de escuchar desde distintas perspectivas antes de definir una postura, una convicción. Es urgente aprender que los argumentos serios, sustentados en la verdad de los hechos pesan más que las murmuraciones, las interpretaciones, el andar por la vida como "burros de noria".

Escuchen y lean la versión estenográfica de The danger a single story:


Mucho que pensar y reflexionar, ¿no es así? es peligroso mirar las cosas desde una sola perspectiva.

miércoles, 15 de junio de 2011

Cuando tu aire es invadido por humo aromático

Lindas ¿no?...también echan humo
Cuando era niña, recuerdo que mi abuelo consentido fumaba un cigarro tras otro. Se contaba que había comenzado a fumar a eso de los 11-12 años de edad. Lo recuerdo con su larga barba y sus inseparables "Alitas" (cigarros Alas). Recuerdo que había un olor penetrante en sus ropas, en su habitación en la casa. Yo no sabía que era el aroma del cigarro y que ese olor además de dañarlo a él, nos dañaba a quienes le rodeábamos.

Después, tengo presente a mi querido Chilolo, saboreando un cigarrillo, es vago este recuerdo. Mi papá Roberto, en casa, fumaba uno o dos cigarrillos y sólo al terminar de comer. Recuerdo que si había una reunión, los ceniceros podían terminar repletos de colillas que mi madre diligentemente retiraba antes de ir a dormir con el fin de que todo quedara limpio.

Fue por aquellos años que hice mis pininos con el cigarrillo descubriendo que NO ERA LO MÍO, me mareaba, me daba dolor de cabeza y su asqueroso sabor quedaba en mi boca por horas, sin contar el olor que impregnaba mi ropa. Dicho sea de paso, ninguna de las maravillas que promete el cigarrillo se cumple.

Años después, ya trabajando, era común que todos fumaran. Mi empleo era en uno de los mejores lugares del mundo (ahora lo se), era radio cultural y entonces se escuchaba música, se aprendía, se escribía, se leía. El único inconveniente es que desde el Director hasta quienes hacían el trabajo técnico, la mayoría, eran unas chimeneas andantes. Por supuesto, algo que no podía faltar era el café.

Cuando conozco al padre de mis hijos, fumaba y fumaba. Algo particular es que no conservaba el desagradable olor del cigarrillo y nunca le escuché toser por el humo. Nunca fumaba en las habitaciones, pero el hecho es que cada vez que él fumaba, yo también lo hacía y, tristemente, mis hijos también. Finalmente, fallece y me vuelvo alérgica física y mentalmente, al cigarrillo. Igual mis hijos.

Habían transcurrido alrededor de diez años cuando me tomaron unas radiografías ¡y mis pulmones todavía tenían evidencia de mi convivencia con un fumador! Por lo tanto, mis pequeños, seguramente estarían en condiciones similares. El más pequeño sufre de asma que inicia desde bebé. Pasó por un problema pulmonar severo y bueno, cada resfriado común puede ser todo un problema. ¿Más razones para ser enemiga pública del cigarrillo y sus efectos?

En un lugar libre de humo (como se declaran dieversos sitios públicos) se espera que no nada más se esté libre del humo de los cigarrillos, también de otros elementos, por ejemplo, el incienso. En ambos casos debe ser una garantía no ser un "inhalador pasivo". Para quienes fuman o prenden incienso, en muchas ocasiones, les resulta fácil afirmar "es mi cuerpo y hago con él lo que quiero", el asunto es que para quienes no fuman o no les agrada el incienso, nos les preguntan si les agrada ser dañados "tácitamente" por los placeres de otros.

En la actualidad, está de moda prender incienso, ¿será porque dicen que puede ser romántico, sanador, propiciador? No lo sé, pero si se que es AROMÁTICO, muy AROMÁTICO: la quema de incienso (en la liga está su interesante historia). "La Hermandad Blanca" explica, dependiendo del aroma, cuáles son los beneficios del mismo:

  • Incienso natural: revitalizante, despeje mental , clarificador, relajante ideal en la meditación, estabilizador emocional.
  • Estoraque: suavizante y unificador atrae gente, relaja es sensual y activa lo sexual, armonizante emocional, sensual, unifica, para el amor.
  • Ámbar: revitalizante en lo anímico, anti estrés, estabiliza en general.
  • Jazmín: estimulante anímico, antidepresivo, unificador.
  • Patchuli: para la meditación , estabilizador, para lo sensual y para el dinero.
  • Frutilla: para los afectos y las emociones, unifica y relaja, es anti estrés.
  • Pino: es refrescante y revitalizante; despeja la psiquis.
  • Eucaliptus: relajante y refrescante, clarifica y optimiza.
  • Violeta: suaviza, relaja, unifica y estabiliza anímicamente.
  • Lavanda: revitalizante, refrescante, ayuda al despeje psíquico y a la sensación de paz.
  • Jazmín: mejora la meditación y aumenta el apetito sexual.
  • Frankincensé: atrae el dinero, ayuda a la meditación y al despojo.
  • Rosa: atrae el amor, sirve para aprender a amarse uno mismo y para atraer la amistad.
  • Jengibre: Para el poder. También relaja el espíritu.
  • Cedro: para la limpieza y la purificación. Ayuda a la valentía.
  • Sándalo: protección, sanación.
  • Mirra: protección, espiritualidad.
  • Gardenia: para aliviar el dolor de un amor.
  • Coco: protección, purificación.
  • Canela: para atraer el dinero y el éxito.
Interesante ¿no? Se lee motivador y atractivo, pareciera que el incienso además de echar humo y aromatizar puede resolver casi cualquier problema (bien por los que creen en esto); sin embargo, ¿qué del humo? ¿qué de los daños que provoca inhalar este perfume "misterioso" cada vez que algún fan del incienso, inocentemente decide prender una varita, misma que no sólo aromatiza el espacio individual de quien lo consume sino que obliga a quienes le rodean, a respirar el humo de la también "inocente" varita aromática.

En Incemsum Incense, en sus PMF sobre incienso y los parámetros de calidad de incienso, se lee:
"La toxicidad de un palillo de incienso depende de sus ingredientes. Los palillos negros/colorados de grado comercial , que se hacen con mezclas de perfumes y alcohol, se queman más rápido y no permiten la evaporización de los compuestos aromáticos. Eso ocurre porque el punto de ebullición del alcohol, y el de las mezclas de perfumes - son bastante parecidas."

Como la sustancia aromática no se evapora, pero sí se quema, se produce monóxido de carbono como efecto secundario de la quema de hidrocarburos insaturados. El resultado es que el humo y el vapor producidos pueden causar dolores de cabeza y náuseas. Por eso mismo, algunos palillos de incienso que huelen bien antes de ser encendidos, producen olores desagradables al encenderse." Es decir, es como si me agachara a respirar las emisiones de monóxido de carbono de un auto y me quedara tan campante.
Los expertos explican que el humo del incienso contiene diversos contaminantes, incluidos gases que contienen monoxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx), óxidos de sulfuro (SOx), componentes orgánicos volátiles (VOCs), además del benzopireno (hidrocarburos aromáticos policíclicos) y metales tóxicos. También se pueden encontrar diminutas partículas sólidas. Desde luego, a mayor exposición, mayor riesgo.

En un entorno cuya ventilación es reducida, la exposición al humo y sus componentes es mayor, hacen que los compuestos cancerígenos aumenten su concentración. No hay duda, en mayor o menor grado, el humo del incienso es cancerígeno; personalmente, no me importa si mucho o poco. Sencillamente, espero que un lugar que se declara "libre de humo", pueda REALMENTE, estarlo, ¿qué no?

Algunos síntomas de reacción a las emisiones contaminantes del incienso, son:
  • Tos crónica
  • Expectoración crónica
  • Bronquitis crónica
  • Goteo nasal
  • Sibilancias
  • Asma
  • Rinitis alérgica
  • Neumonía
Paradójicamente, un fumador, al dejar de serlo y sólo inhalar el humo del incienso, disminuye significativamente su riesgo de adquirir cáncer de pulmón, aunque no otros males derivados de la inhalación constante de "las varitas". Un fumador o inhalador pasivo, ve comprometida su salud de manera importante.

Algunas fuentes:

sábado, 4 de junio de 2011

Juan G. Márquez, una lección de nobleza

Todo hombre que conozco
es superior a mí en algún sentido.
En ese sentido, aprendo de él.
Ralph Waldo Emerson




 
En la antigua biblioteca del lugar donde trabajo, conocí a Juan Marquez, ese día él tuvo todas las razones posibles para pensar lo peor de mí y responder de la misma manera como yo lo traté. Confundiendo a la persona con el problema, violenté lo que nunca debí haber violentado: la dignidad... la mía y la de Juan.

Después de varios años de batallar con la editorial que debía surtir los libros de texto de una de las materias que yo impartía, harta de escuchar mentiras, de recibir representantes, furiosa por los innumerables incumplimientos y retrasos producidos por al menos cinco años, llegó Juan Márquez, un hombre de estatura  mediana, cabello lacio, moreno y mirada tranquila quien con una ligera sonrisa me saludó y se presentó. Al momento de decir el nombre de la editorial, toda mi furia estalló sobre el representante.

Juan escuchó, no hizo nada más que escucharme y luego de que terminé mi terrible diatriba, sin detenerme a pensar ni por un momento, que mi reacción no era válida porque la editorial no era la persona que estaba frente a mí, me dijo que él se haría cargo de la situación.

Con la sabiduría de los dichos, hay uno que me gusta mucho "nobleza obliga". Juan Márquez me dijo que esta vez las cosas serían distintas, que los libros que yo esperaba recibir en tiempo y forma, él me prometía que llegarían sin ningún contratiempo. Con una de las miradas más desagradables que pueda tener y con una voz agria le respondí que no confiaba. Una vez más le hice mi solicitud, le expliqué mis requerimientos acerca del libro, la edición, etcétera y le reiteré que no le creía.

Pasados unos días, Juan Márquez me informó que los libros venían en camino y que además había conseguido que se importaran a un mejor precio, todavía me di el lujo de decirle que hasta no ver, no creer.

Antier vi a Juan Márquez después de habernos encontrado por primera vez hace como ocho años. Como siempre, me encontré con su mirada tranquila y su sonrisa amable. Preocupado pues como me había anunciado hace algunos meses, ya no sería posible traer el libro tan mencionado o, que de hacerlo, el costo se duplicaría. Me comentó que quizá un recurso podría ser utilizar el libro en línea. Le comenté que me gustaría revisar cómo está estructurado. Me indicó que me haría llegar una cuenta y un password que ayer me envió. Hoy por hoy, si Juan me dice que me enviará un material o que me compartirá alguna edición de algún libro útil para mi área de conocimiento, lo hace. En todo este tiempo a todo lo que se ha comprometido, lo ha cumplido y más, me ha compartido libros maravillosos que me han ayudado a aprender más de Arte en especial.

Ayer, me detuve a recordar esta historia y me alegré de hacerlo por el privilegio de reconocer a Juan Márquez como una persona confiable y me apené por la poca calidad humana que mostré en nuestras primeras interacciones. Hoy le digo a Juan, ¡gracias! Gracias por sencillamente no darse la vuelta y ya. Gracias por enseñarme que "aunque no sea su trabajo" (el área para la cual se requiere el libro no es responsabilidad de él), con disposición, las cosas se pueden y que cuando no es así, siempre, lo correcto es hablar con la verdad.

Gracias Juan Márquez por tocar mi vida dándome una lección de buena educación y nobleza, sencillamente con el ejemplo.