domingo, 11 de abril de 2010

Rompiendo paradigmas: “El cambio soy yo”


A todos los caídos por la sinrazón...


Estadio del Tecnológico de Monterrey. Alumnos, padres de familia, profesores, empleados, directivos… Muchos presentes pero no todos. En mi Campus, me hubiera gustado ver una comunidad más abundante, REALMENTE, participativa. Profundamente conmovida, profundamente preocupada, profundamente comprometida. Lo se, es domingo y, ¡qué! cuando podemos ser parte de algo que comienza a dibujarse y a concretarse no debe haber razones suficientes para no participar pues se compromete el futuro personal, familiar, social.

Amo a mi país, amo su geografía, amo todos y cada uno de sus espacios, sea cultura, sea tradición, sean costumbres, amo a todos mis compatriotas, primero, por ser personas y, segundo, por ser copartícipes de la vida de este México tan lleno de contrastes y de este mundo. Hoy no pedimos, hoy definimos una postura, hoy están los que están pero no todos. Admiro a los mexicanos que luchan cada día, respeto a aquellos que con su fortaleza de carácter enfrentan las responsabilidades y asumen las consecuencias de una situación que nunca hubiéramos deseado; sin embargo, hemos aceptado y tolerado por omisión.

Las palabras se dicen de manera fácil, las acciones no se concretan porque implican compromiso, valor, amor, responsabilidad y, especialmente, en estos tiempos, dejar de lado el miedo, el miedo que congela, el miedo que nos hace ciegos, el miedo utilizado como pretexto. Desgraciadamente, son pocos los que levantan la voz que suele ser acallada por la indiferencia y el desencanto del "¿para qué, si todo está mal?" "¿Para qué si nada va a cambiar?" "¿Para qué si los demás no cambian, para qué cambio yo?" y el juego de los medios de comunicación realizando movimientos que resultan macabros en lugar de asumir un papel responsable de informar, de proponer, de construir. Las palabras de jóvenes hablando de seguridad personal, de participación ciudadana juvenil y adulta, hablan hoy por nuestra comunidad, por México. Esta mañana, a nivel Sistema, estamos no conectados, sino en comunión, comunicándonos buscando de qué manera podemos ser parte del cambio… Dijo una representante estudiantil del Tec de Monterrey: “El cambio soy yo.”

Ese es justo el punto, entender que “el cambio soy yo” y, con el ejemplo, con nuestro trabajo, con nuestra mente y nuestro corazón ser parte del cambio… No de los demás, de mí, porque en la medida que yo cambie, podré influir a los que me rodean y esos que están a mi lado, con su ejemplo, podrán influir a otros. El cambio viene de la crisis, el cambio viene de las ganas de querer hacer las cosas, de ser mejores personas para ser una mejor sociedad.

Pronunciarse, es excelente. Proponer, es todavía mejor. Actuar, es hacer, es concretar, es hacer realidades pronunciamientos y propuestas. Es ser valientes y unir valentías haciendo de lado el temor a exigir mejores autoridades que a su vez exijan una mejor ciudadanía.

La pasión de los convencidos, debe ser la acción de la razón. Corazón, razón, dos conceptos que para más de alguno suenan opuestos, ¡son complementarios! Sin razón no hay estructura, sin corazón no hay personas, por lo tanto, no hay sociedad.

Reflexión ética permanente, acción ciudadana constante. Actuar desde hoy, conmigo primero y con mi ejemplo, los demás. Acciones personales, llevarán a acciones conjuntas y luego a reconsolidar una sociedad que hoy por hoy, es “light” y prefiere mantenerse en su burbuja de confort aunque no le guste lo que pasa a su alrededor y no haga nada o sea parte de la impunidad y todo lo que ella arrastra.

El cambio es acción personal, acción social y ciudadana. El cambio es luchar por una vida mejor para todos.

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