domingo, 20 de septiembre de 2009

Cada año digo: ¡no lo vuelo a hacer!


Salida de casa a las 6:20 horas. ¡De ma-dru-ga-da! Subida al autobús e inicio de un viaje más al estado de Puebla. La ruta: Huejotzingo, desayuno (no podía faltar) en Cholula, visita a las Capillas Reales y al Ex-Convento de San Miguel, la Pirámide de Cholula, el Templo de la Virgen de los Remedios, la maravillosa, admirada, querida, adorada Capilla de Santa María Tonanzintla, pasada de largo por otro de los especiales: San Francisco Acatepec, agradable comida en una plaza, en un restaurante típico de Puebla.

Ayer fue un día agradable y lleno...muy lleno de sol, en la Pirámide de Cholula, sin una sola sombra, calentaba a máxima capacidad y con mucho calor; sin embargo no dejaba de ser agradable sentir ese calor, ese sol, ese poder sentarse sin pensar en el tiempo, ¡sí en el espacio! Justo ahí, vende sus productos una viejecita, que hace 10 años, ya formaba parte del paisaje de la parte baja de la pirámide. En un viaje que nos llevó hasta Oaxaca, paramos en Puebla y desde luego, Cholula donde me encontré con un lienzo de algodón bordado a mano, lleno de color y formas que compré por unos cuantos pesos (sin regatear ¡jamás lo hago por respeto al trabajo de quien es capaz de tejer maravillas!). Ayer me dí permiso de acercarme a hablar con ella (permiso que con frecuencia y desgraciadamente, me niego). Casi no habla español pero con la mirada dice muchas cosas y en sus arrugas puede leerse una vida dura pero llena de color. Fue mostrándonos sus bordados y sus collares y opinó sobre lo que combinaba y lo que no.

Esta anciana, esta vez, tenía un mantel redondo lleno de colorido... tenía un lienzo como de dos por dos metros en tonos que iban de un rosa muy particular al azul, tenía un lienzo de color azul intenso, otro de color verde, una más, una cenefa de cuatro metros de largo y como de 30 cms. de alto con soles ¡radiantes! casas, árboles... todo lleno de color vivo, espléndido. ¿Los precios? Realmente de tristeza, pues en ningún momento reflejan el valor de conservar la tradición del bordado, la vida de esta mujer, la capacidad de capturar a través de sus manos mágicas el color de la misma vida...su trabajo, las horas y horas cosiendo o ensartando acabándose esos ojos que han sido capaces de capturar el color y conservarlo en su memoria.

"La dama de los mil colores" (le queda el nombre ¿verdad?) también vende collares, pulseras, aretes, anillos de chaquira y canutillo también de infinidad de colores, ¡formas geométricas! que es posible provengan de una memoria ancestral pues semejan grecas, curvas, formas que pueden observarse a lo largo y a lo ancho de nuestro riquísimo mundo prehispánico. También esas piezas de bisutería, ensartadas y tejidas por sus hábiles manos, no valen siquiera el material del que están hechas, muchísimo menos el tiempo y la vida, esa vida que pasa para unos muy rápido y para otros muy lento.

Vaya un homenaje anónimo a esta mujer anónima, a "La dama de los mil colores" que ha tejido, bordado, inventado la vida alrededor de formas maravillosas.

Bueno, regreso al principio, primero llegamos con los Prepos de tercer semestre a Huejotzingo. Una vez más pude tocar y sentir el paso de la historia y del arte compartiendo mis puntos de vista acerca de la historia de esos sitios que tanto me llaman como los conventos del siglo XVI. El ex-convento, como mucho otros, medio triste, medio maltratado pero espléndido y grandioso a la vez. Posee piezas muy interesantes como sus imágenes estofadas, algo de mobiliario, algunas pinturas murales (lo que queda) conservadas medianamente y oleos sobre tela muy dañados, pero más los realizados sobre tabla pues más de alguno de estos soportes están invadidos de polilla.

¡Lo mejor de esta visita! La atención de los chavos, ya en el templo, donde a pesar de no haber podido ver el retablo con pinturas de Simón Pereyns y tallas de Juan de Almada ¡por qué está en proceso de restauración! ¡magnífica noticia! Logré que pusieran atención y pudieran observarse ellos mismos frente a la historia, He hecho muchos viajes y desde mi punto de vista, este ha sido de los mejores. Buena escucha y mucha receptividad aun de "los cinco mosquitos" que dieron lata e hicieron ruido todo el tiempo.

Llegamos a Cholula y pues necesitábamos recargar pilas, así que ¡a desayunar! cafecito, jugo, chilaquiles de mole ¡muy sabrosos! además de una charla muy agradable y risueña. De ahí a las Capillas Reales ¡cerradas! y el Templo del ExConvento de San Gabriel con boda. Así que di una breve explicación frente (aquí si) a un montón de chavos acelerados que en lugar de entrar al templo, hicieron que el del "Bon Ice" hiciera su agosto en septiembre.

Caminamos hasta la pirámide. Los chavos subieron hasta arriba, visitaron el Templo de la Virgen de los Remedios (las maestras, casi todas fuimos prudentes y esperamos abajo) y ya de regreso, expliqué lo que implicaba encontrarnos de frente ante un símbolo sobre otro símbolo. El objetivo más profundo de las conversaciones con los muchachos a lo largo del día, fue que se observaran a ellos mismos valorando todo lo que son, con nuestro pasado indígena (glorioso y trágico) y nuestro pasado español (aportando más pasado a ese pasado). Creo que en unos más, en otros menos, lo logramos.

Lo que me hace regresar, aunque diga ¡no lo vuelvo a hacer! Es ver que personas tan jóvenes, se dejen tocar por el arte, por la magia del descubrimiento. Y pues la maravilla ¡volvió a suceder! Llegamos a mi adorada capilla de Santa María de Tonanzintla... ¡iba a haber boda a las 4-5 de la tarde! Crisis, crisis... pero como ya nos conocen después de regresar fielmente cada año, nos permitieron. Volvimos a hacerlo como cada año: marcharon a lo largo de la nave, en fila, en silencio, con los ojos cerrados. Distribuímos a los chavos alrededor de la pequeña cúpula y luego les pedimos que levantaran sus cabezas hacia arriba y que a la cuenta de tres abrieran sus ojos... ¡y justo en ese instante ocurre la magia! se escuhan ¡oh! ¡ah! ¡guau! ¡uy!, etcétera.

Esta vez, no fue la excepción pero por la premura, tuvimos que trabajar afuera y al hacerlo así, aunque perdimos la posibilidad de permanecer un buen rato en la capilla, pudimos hablar de sus emociones, de sus sensaciones, de lo que pensaron, como profesoras también compartimos nuestra experiencia, nuestro sentir y nuestro pensar y creo que eso dio valor agregado a esta visita. La nota de la tarde fue que llegó la novia y cuando iba cruzando el atrio de la capilla, uno de los alumnos gritó ¡suerte! y una de las maestras le dijo ¡suerte, no! ¡felicidades! y todos amontonados, la observaron y le gritaron ¡felicidades! además de aplaudirle... fue muy padre por lo espontáneo del momento y como dijo la Miss Astrid... que esto haría que no se le olvidara el día de su boda.

Por la hora, ya no fue posible detenernos en San Francisco Acatepec... fuimos a comer, pasamos un rato muy agradable comentando sobre las visitas así como experiencias y anécdotas...alcanzamos a ir por un café e iniciamos el regreso. Cuando me levanté para bajar del autobús toda adolorida de la espalda, del cuello, de los pies además de asoleada y muy cansada, por primera vez no me dije ¡no lo vuelvo a hacer!

Gracias a mis compañeras-amigas, a nuestros chavos. Me tienen robado el corazón... Carpe Diem...

La fotografía la tomó mi Lucero

2 comentarios:

  1. Woow! esos viajes me encantan! para la próxima me invitas! y como sugerencia en Hidalgo también tenemos muchas cosas que ver, he podido visitar casi todos los conventos del estado y vale la pena :)

    ResponderEliminar
  2. Hola José Luis... si son viajes interesantes. De acuerdo contigo en cuanto a que Hidalgo tiene muchas cosas que ver, desgraciadamente, para nuestros objetivos, todo está muy diseminado. Pero Hidalgo tiene lo suyo.

    ResponderEliminar

Aprendiendo de comunicación... si te detienes en este espacio, será excelente saberlo. Si haces comentarios, también será muy bueno.