domingo, 6 de junio de 2010

Pareciera... sólo eso: pareciera. La tristeza fue el pretexto.

"El bien tiene que se inmensamente grande y el mal, inmensamente pequeño." (G. Bilbao)
Pareciera que una condición necesaria para ponerme a escribir es sentir un cierto grado de tristeza, no lo comprendo, si releo mis notas del tiempo que llevo haciendo este blog, encuentro que hay escritos alegres, chistosos, tristes y hoy, frente a mi pantalla me encuentro con que hace semanas quiero realizar una entrada y las palabras no me han salido, sólo hoy que de alguna manera me siento triste, chipil (linda palabra de origen prehispánico -recién aprendido).
Han pasado días muy intensos y en medio de todo, muchas veces he pensado, "debo escribirlo", una o dos veces me senté frente a la pantalla y concreté algunas líneas que luego borré.
Hoy me doy cuenta que cuando pienso en los hijos, pienso en cuatro, no en dos y dos. Eso me da fuerza y a la vez tristeza pues no se (no lo puedo exigir) si el sentimiento es recíproco. Casi estoy cierta de que no es así. Cuando pienso en familia nuclear, no pienso en mi 50%, sino en el 100%. Tampoco tengo la certeza de que así sea del otro lado (al menos no todo el tiempo). Cuando hago planes, los pienso en función de todos, no en la mitad. Creo que del otro lado de la puerta no ocurre así. Sólo creo, aunque hay circunstancias que me llevan a pensarlo así.
Hoy pensé en Gus como mi hijo y no puedo dejar de hacerlo así... Ya no. Pensé en Ceci y se que tampoco la puedo separar de mi ser de mamá. Ni que decir de Lucerito que cada vez vuela más alto y de David que confío en que encuentre su camino y que algunas veces me permita andarlo a su lado; él y los otros tres hijos. Se que están partiendo poco a poco, unos con más ganas que otros, pero están partiendo y se que debe y tiene que ser así. Es ley de la vida.
Cuando los cuatro hayan partido, ¿qué quedará de este lado de la puerta? ¿Más libros? ¿Más música? ¿Más tiempos en calma y en silencio? ¿Más soledad solitaria? Todo está muy bien, ¡amo mis libros! ¡Amo mi música! ¡Amo la calma y el silencio! ¡Amo mi soledad! Sin embargo, esta soledad de hoy, no se siente acompañada, hace tiempo que no se siente acompañada. Quizá, también ¿ley de la vida?
Están conmigo mis viejas y mis nuevas presencias silenciosas. Están conmigo todas y cada una de esas personas y cada una de esas pequeñas cosas que van haciendo la vida y que nos van permitiendo construir una paz duradera, tranquila, amorosa... Una forma de felicidad. Sólo que me falta una pieza que nunca he podido encontrar y colocar correctamente en el rompecabezas y, ¡no sé cómo hacerlo!
Me quedan muchas pequeñas cosas que resolver. Hay tres que son grandes. Una, no se si por orgullo, no se si por no permitir que me lastime más, la tengo relegada, no se todavía por cuanto tiempo más, no se si siquiera llegue el tiempo. La segunda, es una situación que no he resuelto en años y que me urge cerrar por un principio de orden y respeto que he pasado por alto. La tercera es quizá la más complicada: ¿cómo andar la vida que sigue sin claudicar a esta apuesta de vida? Entiendo que no será cosa mía nada más, pero hay que resolverla y al hacerlo, buscar que sea para bien, sino, estos más de diez años se escaparán de entre nuestras manos como la arena fina.
Hoy he pensado en mi padre biológico. Cada vez es más borroso en el recuerdo que no en el abandono, pero es su asunto. Me dicen que debo perdonarlo... realmente, de mi parte, no hay nada que perdonar. ¿Cómo se perdona a un ausente? Padre, donde quiera que estés ojalá que tu vida sea plena, esté llena de satisfacciones y que en lo profundo de tu corazón haya algo como un buen pensamiento, un buen sentimiento hacia el pasado del cual somos parte las hijas y los nietos. Pudiste ser un buen padre, pudiste llegar a ser un gran abuelo, pero no se pudo o no te decidiste a asumir la responsabilidad de la convivencia y el compromiso de ser parte de esta familia.
Hoy recordé a la abuela de mis hijos. Donde quiera que esté, a donde quiera que vaya (lejos o cerca), ojalá y encuentre eso que perdió en el camino de su vida y que no la ha dejado ser feliz, que la ha llevado a nunca estar satisfecha, a estar inmensamente sola y llena de amargura, negándose y negando a quienes le rodean la posibilidad de una vida sana en el sentido de los pensamientos positivos, el optimismo del día a día, del amor. Me dicen que la perdone. Realmente a estas alturas, no hay nada que perdonar. ¿Cómo se perdona a una ausente por elección? Fuiste una gran abuela y tú decidiste con tu silencio dejar de lado a la mitad de tus nietos. Tus razones son tuyas, de nadie más. Contigo te llevaste a mi familia de origen, al grado de que a veces me pregunto si el nombre y los apellidos que tengo son realmente míos. Contigo llegó un silencio que ya no molesta, que ya no lastima, que ya no duele ni enoja. Madre que la paz llegue a tu existencia, que sepas, que descubras la paz que se te quedó extraviada en algún lugar de la vida.
Me dicen que me debo perdonar... ¿alguien tiene el A,B,C de cómo se hace? ¿Alguien tiene un ensalmo o un sortilegio para conseguirlo? Si alguien tiene la varita mágica para logralo, por favor, se aceptan sugerencias... Lo sé, lo sé... sólo depende de mí y de los fantasmas que no terminan de irse y que de pronto asaltan mis recuerdos como mis hijos asaltan el refrigerador y se acaban el queso de un mes en poco más de una semana. Se que está en mí. Se que me amo. Se que me respeto. Se que poco a poco he ido recuperando mi dignidad de persona. Se que esas, son formas, de alguna manera, de perdonarme.
Estoy a las puertas del medio siglo (¡Dios! eso se lee dramático), tengo casi 50 años y sigo teniendo sueños, anhelos, esperanzas, luchas internas y externas, sentimientos...Sigo siendo una romántica empedernida. Ahora río mucho, disfruto más. Pienso y vivo. Ahora, siento paz en mi corazón. Ahora, muchas veces a lo largo del día, me descubro sonriendo en silencio y disfrutando cosas que siempre he gozado, pero ahora más: el canto de los pájaros, el agua corriendo entre mis manos. La tierra tibia con su efecto sanador. Las formas y los colores... ¡Tantas cosas que a ratos, a lo largo de mi vida he perdido de vista!
Alrededor del día del maestro, entré en crisis existencial, veo y escucho cosas que me entristecen, que me preocupan, pero he descubierto que aquellas que no están en mis manos replantear, es mejor dejar que tomen poco a poco su tiempo y su espacio. Se, cada vez con más contundencia, que las que si puedo cambiar, debo asumir las responsabilidades y los riesgos.
El 19 de mayo, finalmente obtuve mi grado de Maestra en Ética Aplicada, no fui la alumna más destacada ni por asomo, pero vaya que aprendí, de la vida, de Filosofía, de Ética. Los instantes que tomaron escuchar mi nombre, el grado obtenido, caminar hasta el templete, subir las escaleras, recibir mi diploma, caminar y bajar del templete hasta mi lugar, compensaron en muchos sentidos el tiempo, el esfuerzo, las lágrimas, la oportunidad de conocer a personas muy valiosas y ahora importantes en mi vida... un cálido y largo aplauso me acompañó. En ese momento descubrí que aunque "papelito habla", es en la espontaneidad de un momento que se puede tomar distancia de muchas de las cosas que nos rodean y que nos suceden. ¡Gracias por las sonrisas, la música de estos aplausos llenos de cariño.
Hace dos fines de semana, di una charla a profesores y estudiantes de la Normal Superior. Me acompañó mi buena amiga Queta. Fue una mañana interesante. ¡Gracias Enriqueta por tu apoyo y compañía! No hace mucho el tiempo que hemos coincidido, pero para mí es como si nos conociéramos realmente desde "el anglito".
La semana pasada estuve en Monterrey, presenté una ponencia en el Congreso Internacional de Técnicas Didácticas, no fue mi hit; creo que fue mejor, por mucho, la ponencia de hace una año. Descubrí que ahora tengo "amigas" que antes no eran mis amigas y redescubrí amistades que son entrañables. Hice un curso de Transversalidad Ética que se anunció con relámpagos y truenos. Aprendí mucho, mucho (ahora estoy un poco aterrada pues debo iniciar la transferencia del curso el viernes de esta semana).
Ahora mantengo contacto con buenos amigos que he recuperado en el camino ¡gracias Maguie! ¡gracias Carlos Ángel! Son presencias silenciosas (ahora ya no) importantísimas en mi vida.
En el mencionado curso, conocí a una persona, "persona": Galo Bilbao, quien fue el instructor. Durante la maestría tuve la oportunidad de leerlo. Conocerlo ha sido ¡excelente! toda una experiencia de convivencia y aprendizaje. El mundo necesita muchos Galos, muchos Emilios (Martínez). Tuve la oportunidad de observar y escuchar muchas cosas, de reconfigurar otras, de fortalecer creencias y posturas, convicciones profundas. Llegué a Pachus realmente cansada, mi cerebro trabajó a toda marcha los cuatro días del curso. Algo muy rico fue descubrir que ahora habló sin temor, que estoy bastante clara en lo que quiero expresar y en la importancia de hablar de frente aunque eso conlleve riesgos.
El curso de ética fue muy particular. Entre el grupo variado que constituíamos como audiencia (entre divos y divas, personas comprometidas y personas con cara de "what?", además de directivos de alto rango y otros de no tanto). La visita del Rector del Sistema, una en la mañana, más o menos breve y otra por la tarde que se prolongó por tres horas. "Algo histórico" declararon los que saben. Me gustó ver a mi Rector y verlo en una posición menos arrogante, más humana (¡claro que no perdí la oportunidad de decirlo!)
Me re-encontré con algunos viejos conocidos y con compañeros de la maestría. Fue enriquecedor todo esto. Pude ver a mi querido amigo Carlos Astengo (un tiempo breve) y a mis queridas Francis Rodríguez y Rocío Pérez (gracias por aguantar mis despistes). En fin, fue una semana productiva, muy productiva.
De regreso en Pachuca, ufffffff hay montones y montones de trabajo. Citas que  no se logran, proyectos que están por presentarse. Conversaciones malogradas. Cambios, cambios, cambios. Ahora puedo hacer y deshacer sin sentir el peso de los pendientes de la maestría. Me he podido quedar trabajando hasta tarde sin otra preocupación que lo que estoy realizando. He ido a tomar café con La Jenny, con Martín y disfrutarlo mucho. Estoy realizando un curso para aprovechar las redes sociales como recurso educativo. Se mueve medio lento, pero es muy interesante. Pasando la semana entrante vuelvo a Monterrey a otro curso que promete.
Ayer, ¡ayer! dediqué toda la mañana a mis plantas. ¡Hacía mucho sol y calor! David un poco medio infartado pero me ayudó muchísimo. ¡Gracias pequeño! Realmente es tan placentero estar entre macetas, tierra y sol... eso sí, con mis años, llena de bloqueador solar del 100 (ni modo). ¡Ah! si, también armada con mi sombrero de palma... ¡Dios! Soy toda una matrona... jajaja.
El buen Jorge Urdapilleta estuvo en esta su casa. Vino a un congreso y tuvimos la oportunidad de charlar un buen rato. Siempre es gratificante encontrarse con él y cargarse de su buena vibra, de sus buenos pensamientos, de su bienser. ¡Gracias mi querido Pille por que a pesar de no haber sido tu marciano favorito, un buen día te hiciste presente y aquí sigues!
En fin, logré escribir esta entrada... ¡ya se que está larga! Pero logré desbloquear los pensamientos que fluyen por mis manos. Gracias a quien lea esta entrada y me acompañe, siempre es un honor.
...Por cierto, huele a tierra mojada (aunque no sea Guadalajara). Ya no estoy triste y por supuesto ¡me encanta Dios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aprendiendo de comunicación... si te detienes en este espacio, será excelente saberlo. Si haces comentarios, también será muy bueno.