domingo, 18 de octubre de 2009

¿El mejor pretexto? El MIDE... ¿la mejor salida? Bellas Artes y El Greco (Arte mata Economía)

El Expolio, El Greco

Queridos y pacientes lectores que me acompañan, mis ya ¡11 seguidores! y los que caen por este blog por mero accidente y se quedan, les cuento que esta vez, todo comienza con un plan de visita al Museo Interactivo de Economía. ¿Primera fecha?, fallida. No pudimos ir. ¿Segunda fecha?, olvidada. Sin embargo mi hija Lucero ya tenía un plan y era necesario llevarla al D.F. para acudir a una actividad a la que de manera especial ella quería asistir. Entonces me dije "¿cuál es el problema? Llevas a la Lucerito hasta Bellas Artes y que ahí pasen por ella y yo me voy al MIDE". Hasta ahí todo bien y en programa. Primero iría yo sola, luego David aceptó acompañarme pues sería una oportunidad de pasar "tiempo de calidad madre e hijo". Llegó Ceci de Puebla y se adhirió al plan.
Ayer nos levantamos muy temprano pues decidimos viajar en autobús. El objetivo seguía siendo el MIDE después de dejar a Lucero... pero, cosas del destino, llegamos a Bellas Artes como media hora antes de que llegaran por mi hija y ahí, los planes comenzaron a redirigirse... ¿Bellas Artes? ¿El Greco? Muy pocas personas haciendo fila ¿Por qué no? Total, era buena hora y de ahí podríamos seguir al MIDE.
Finalmente, abrieron Bellas Artes y ¡otra sorpresa! los hijos, por el simple hecho de traer credencial de estudiante, no pagaron. Yo si lo hice y con mucho gusto, $35.00 pesos, eso es lo que costó poder ver obras de El Greco, aquí, en casa, a domicilio, en nuestro México, sin tener que ir a Toledo o al Museo del Prado, por ejemplo.
Lucero se quedo sentada en el maravilloso vestíbulo esperando a quien pasaría por ella y Ceci, David y yo nos lanzamos a la aventura de conectarnos a ese mundo de sombras, luz, color, miradas mágicas y figuras alargadas. Nos lanzamos a una sinfonía de formas y figuras fascinantes.
A esas alturas ya había muchas personas, unas se observaban "entendidas" y hacían comentarios interesantes alrededor de lo que observaban... pero otros... rompían la sinfonía tocando disonancias: "oye, ¿para qué venimos a ver a este "güey" si repetía las pinturas que hacía?"... ¿peeeeerrrrrdddddóóóón? En otro momento, muis hijos y yo comentábamos sobre la constante de la forma en que estaban dispuestas las manos y un señor, ya grande, se acercó y con amabilidad dijo a Ceci "eso es el manierismo".
Interesante observar a mis hijos admirar de cerca las manos, el color, las formas, ¡la perspectiva! preguntando acerca de las pinceladas y de esos ojos extraordinarios pintados por El Greco, que todo lo ven y todo lo siguen. Maravillosa Crucifixión con una representación del espacio extraordinaria, vírgenes con expresiones impresionantes, evangelistas, una copia de una sección (lamentable que fuera sólo la visión terrenal del Entierro del Conde de Orgaz que se encuentra en Toledo) donde pude explicar a mis hijos la composición y algunas características observables.
Esta mamá que ha hecho del arte, parte de su vida, estaba ancha, ancha (sigue ancha) de poder estar con los hijos, construyendo "tiempo de calidad" así, sólo así, ocurriendo, como debe ser el verdadero tiempo de calidad.
Subimos al tercer piso ¡qué espacio más interesante el que se observa desde esta altura! Visitamos al buen Diego Rivera, estuvimos frente a su mural un buen rato, buscando, espiando, comentando, entendiendo. Luego fuimos con González Camarena, qué cosa más interesante, pero ojo, para encontrar lo interesante, lo que está ahí y no vemos, hay que sentarse a dialogar con la obra y con tu mente, con tus ojos, sólo así podrás penetrar en el intertexto de la pintura.
Seguimos hasta Siqueiros, no es mi favorito, pero realmente ¡wow! qué fuerza y que carácter, qué color. Luego (creo que era Diego de nuevo) un tríptico representando fiestas y costumbres, no pudimos platicar con este mural pues un joven profesor daba clases a un grupo aun más joven. Luego, un mural más, fuerte, poderoso, impresionante: José Clemente Orozco, con sus colores y parte de la composición evocando a su inigualable "hombre de fuego" de la Capilla Clementina en el Hospicio Cabañas de mi querida Guadalajara. Antes de salir, observamos largamente un fragmento de un mural (no sabemos de quién) donde aparece un caballo derribado por dos flechas con un hombre aplastado y un caballero águila vestido con una armadura de conquistador, muchas posibilidades de diálogo pero sin el contexto de quién lo había hecho, el diálogo no se completo. Entramos en lo implícito de la obra pero nos tuvimos que salir (jaja).
Recorrimos la librería del Palacio de Bellas Artes, siempre espléndida por el tipo de libros que poseen, mucho de arte por supuesto, mucho de costumbres y tradiciones, mucho de plástica e interesantes publicaciones para niños además de videos y música. Aunque no se compre nada, siempre es un gusto visitarla.
Salimos hambrientos y decidimos que antes de hacer cualquier otra cosa, NE-CE-SI-TÁ-BA-MOS alimentarnos, fuimos hacia 5 de febrero a La Pagoda, uno de tantos viejos restaurantes del centro de la ciudad de México que no es el más elegante ni el más moderno pero se come rico, tienen pan y café con leche, y un montón de cosas que agradan al paladar.
Una vez reconstituido nuestro cuerpo (jejejeje), decidimos que en lugar del MIDE, primero caminaríamos hasta el zócalo, no si antes visitar el callejón de La Condesa donde es posible encontrar libros viejos pero interesantes por sus títulos. Ahí le compramos "un híbrido" a Martín: Mafalda y sus amiguitos personificando a Los Beatles... jajaja buena combinación y más para mi esposo.
Seguimos hasta el Zócalo pues está la feria del libro de la ciudad de México, la verdad, "nos rajamos" hacía mucho calor, así que caminamos a 5 de mayo ¡ahora es peatonal! cosa más deliciosa poder caminar apreciando los edificios con toda calma y ¡de pronto! una nueva librería Gandhi... grande y cómoda...repleta de buenos libros, buena música en especial, ahí estuvimos un buen rato pues así no fuimos parte de una especie de marcha-manifestación de emos, darks, punks, góticos y toda una variedad que no comprendimos pero que en bola, como en cualquier caso, causan temor.
Continuamos andando, los hijos nunca han subido al mirador de la torre Latinoamericana pero tuvimos que desistir pues no traía suficiente efectivo... por si alguien le interesa, los adultos pagamos $50.00 pesos (esto si me parece caro) y los niños $40.00 y ahora sí mis hijos, ni hincados pasan por menores de edad y mucho, mucho menos, David y Ceci (jejejeje).
Seguimos caminando y para esas alturas, la Avenida Juárez también ya estaba cerrada, no logramos saber si fue por que así sucede los fines de semana o justo, por la manifestación, el caso es que caminamos hasta el Starbucks que está cerca del cruce con Paseo de la Reforma, nos sentamos un rato para finalmente tomar un taxi que nos llevara a la terminal del Norte.
Conclusiones:
  • ¡Me encantó compartir el día con mis hijos! (Aunque no hayan estado los cuatro)
  • En mi caso ¡de plano! Arte mata economía.
  • El tiempo de calidad no se logra por decreto.
  • Como diría Lucerito "El Greco" es la ley.
  • Bellas Artes ¡también!
  • Me gusta mucho el centro histórico de la ciudad de México.
  • Tengo que ir ahora si al MIDE.
  • ¡Gandhi me hace cometer locuras!
  • ¡También me encantan los libros y la música!
  • De todo lo mejor fue estar con Ceci y David.
  • Tenemos que regresar para que los hijos suban al mirador de la torre Latinoamericana y al visitar el mural del buen Diego en el que está La Catrina.
El final de esta salida, se corona por un "nuevo aprendizaje" en la pantalla del autobús donde volvimos a Pachus, había una especie de cápsula donde el conductor se entrena en distintos deportes, pero viaja a lugares como en este caso los gimnasios de boxeo de la ciudad de México, pero para (suponemos) que pueda aguantar el rigor del entrenamiento en la altura de la ciudad, fua a entrenar a Tula y, ¡queridos lectores! Nuestra historia ¡se ha reinventado! Tula es ahora: "un centro indio otomi" (ojo otomí sin acento). ¿Quién lo iba a decir? Me recordó a Manolito el de Mafalda, ¿qué tal que por "no saber ésto" me acomodan un cero en Historia Mesoamericana? jajajaja... Gracias a quienes llegaron haste el final de esta crónica no marciana.
P.D. ¡Me encanta Dios!

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