lunes, 9 de noviembre de 2009

Termina un sueño: no más "El Vuelo del Ángel"



Esta tarde he tomado una decisión drástica que no me deja buen sabor de boca. Dejo la radio y la dejo por el simple hecho de que excepto unos cuantos (gracias por estar), nadie sabe que El Vuelo del Ángel ha sido un programa largamente esperado y acariciado en mi amor por el trabajo radiofónico. Me tomó años, volver al radio, pero segundos cortar esta historia que sin receptores, es imposible continuar.
Me entristece el hecho de ver cómo de un proyecto que creció tanto, que se convirtió en realidad, poco a poco irá muriendo, quizá no en un semestre, ni en dos pero finalmente, si no le inyectan toda la energía que necesita, toda la calidad, todo el cuidado que demanda un trabajo radiofónico, toda la pasión y el amor, toda la responsabilidad que ello implica, sencillamente estará condenado a morir.
Hace unas semanas celebraron el primer año de vida; sin embargo, no veo con claridad un rumbo, no veo el mismo cuidado hacia todos los que producen o prestan su voz para darle vida a Aerosradio. Recuerdo haber observado el gusto con que se arrancaron los trabajos de la radio en nuestro Campus, ahora, veo con tristeza que es más protagonismo que el dar vida a un proyecto para la vida del mismo Campus, lo que importa.
Esta tarde, yo estoy en casa porque debo poner atención a aspectos personales que he descuidado por exceso de trabajo. David (gracias Pequeño), me está haciendo el favor de poner la Ofrenda Musical de Johann Sebastian Bach (buena opción de despedida). Le pedí que me apoyara saliendo él al aire, presentando las melodías a escuchar, pero una vez más está sólo, no tiene supervisión, ni apoyo. Y es justo esto lo que me hace decidir que no más, no más por el simple hecho de que no existimos más que para rellenar un espacio, no existimos en la página oficial de Aeros, no existimos para quien está al frente de esta radio, no existimos para quienes creen que una proyecto radiofónico se sustenta en el protagonismo.
La paradoja está en el hecho de haber aceptado participar haciendo El Vuelo del Ángel porque fuí invitada a hacerlo. En el hecho de haber entregado mis logos, mis cortinillas en tiempo y sencillamente, NO EXISTEN. En el hecho de que uno de mis alumnos me hizo el gran honor de componer las cortinas de entrada así como las cortinillas porqué le emocionó la posibilidad del tipo de programa que se produciría.
En fin, queridos lectores y seguidores...visitantes ocasionales, dejo este proyecto porque a fin de cuentas demanda un esfuerzo que no vale la pena cuando no es valorado... efectivamente, estoy escribiendo desde el enojo, desde la soledad, desde la tristeza de sentir que no somos más que el relleno de una programación. No hay más que dar vuelta a la página, quizá en un futuro no lejano, pueda tener un espacio sobre la base del respeto. Gracias David, gracias Oscar.
Las alas de mi ángel, esta tarde se han cerrado.

2 comentarios:

  1. Hola Lucero! es triste leer una despedida, ánimo y que bueno que hayas tomado la decisión a tiempo. Pero... ¿no basta con que nosotros nos sintamos bien con lo que hacemos? realmente Oscar, David y Tú necesitaban de ese reconocimiento...

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  2. Hola José Luis:

    Desgraciadamente, cuando se busca ser parte de un proyecto, no basta con la satisfacción de hacer las cosas. Si la vida se basara en sólo autorreconocimiento, entonces, no seríamos seres sociales por naturaleza.
    Hay cosas para hacer en solitario y, para bien o para mal, hay cosas -las más- que son parte de la construcción surgida de la interacción entre las personas.
    Se relaciona con respeto, con responsabilidad, con cuidado de uno mismo y del otro, sino, ¿para qué se está en esta vida?
    Nos debenos a quien somos, a quienes responden por nosotros, a quienes nos respaldan. Nos debemos, en muchos sentidos, a una historia, a un nombre, a una institución, de ahí que me parezca lamentable, ver cómo algo que vale la pena corre el riesgo de morir.
    Gracias por tu nota...

    Ni David, ni Oscar, ni yo, necesitamos reconocimiento, necesitamos respeto y responsabilidad, compromiso de parte de quienes comandan el barco de Aeros.

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