sábado, 21 de noviembre de 2009

Recuperando vida... las presencias silenciosas



¿Te ha pasado que no importa el tiempo que corra, siempre hay personas que están constantemente en tus pensamientos? ¿Te ha pasado encontrarte con una sonrisa en medio de los recuerdos? ¿Te ha pasado que cualquier momento, cualquier circunstancia te llevan, de alguna manera, a recuperar vida? Son las presencias silenciosas de personas que marcan tu vida para siempre. Es la seguridad de saber que, no importa el tiempo que pase, esas personas, siempre estarán ahí.
El silencio del tiempo no consigue borrar historias, no consigue que el olvido se adueñe de la mente, del corazón, de la vida. No logra, que las presencias silenciosas finalmente callen y se borren. ¡Eso es un regalo de la vida! Es un regalo saber que tú también eres, en otras personas, una presencia silenciosa.
¡Qué maravilla, la maravilla! En sólo dos semanas, dos de esas presencias, han roto su silencio y con él, la máquina del tiempo con sus recuerdos contenidos se ha echado a andar.
Guanajuato, Guadalajara, Guadalajara, Guanajuato. Dos presencias que llegaron a mi vida y parecía que se habían ido para siempre. Benditos el tiempo y la vida que permiten recuperar del pasado este presente y, ¿por qué no?, un espacio significativo para el futuro.
Cuando viví en Guanajuato, encontré a alguien que constantemente me acompañó, me cuidó y me apoyó de mil y una formas sin nunca pedir nada a cambio. Muchas veces he pensado ¿qué habrá sido de esta presencia silenciosa? Muchas veces sólo ahí quedó. Hace un par de semanas recibí un mensaje en mi correo electrónico. No lo contesté. Pocos días después, recibí un segundo mensaje que me decía que quizá no me acordaba. ¿Cómo olvidar? A esta presencia, en todo momento, sólo puedo decirle ¡gracias!
El tercer mensaje que llegó a mi correo tiene una parte que me encantó y que quiero compartir:
"Hola:
Supongo que la edad me permite llenarme de recuerdos, hace un tiempo me dí a la tarea de buscar a las personas que en el transcurso de los años han dejado grata huella en mi vida, con la mayoría ha sido grato encontrarlos, otros ya me están haciendo reservación en futuro. Así llegué a Pachuca, Toluca, Morelia, Celaya y otros lugares. Afortunadamente mi trabajo me permite con cierta periodicidad viajar [...]. Hay personas que hace 35 años no veía y el reencuentro ha sido agradable así que seguiré haciéndolo mientras pueda."
¡Qué maravilla, la maravilla! He recibido fotografías de la familia y en verdad qué maravilla, con el paso del tiempo es como viento suave volver a recordar.
De Guadalajara es otra de las presencias silenciosas más significativas en mi vida. Viento suave, pacificador llegó. Costó encontrar esta presencia silenciosa, costó acomodarla en su sitio, pero una vez hecho esto, es un regalo, un privilegio recuperar vida. Es un regalo recuperar las sonrisas, el cariño, el cuidado y la compañía ante la posibilidad de poder pensar en voz alta. Es un privilegio poder decir gracias por haber estado en los momentos más difíciles de mi vida, por haber estado cuando mis hijos nacieron, por querer a mis hijos a pesar del tiempo y la distancia, incluso las circunstancias. Gracias por ver en mi familia a una familia que lucha día a día por ser sólo eso, una familia cuyo centro se encuentra en el hogar espiritual y físico.
Andar una soledad acompañada, definitivamente es un suceso; reconocer esto, abre la posibilidad de recuperar vida. Significa que esta presencia silenciosa, rompa, justamente el silencio y recupere su presencia viva.
Gracias a las presencias silenciosas que vuelven para ayudar a recuperar vida. Gracias por ser parte de mi vida y habitar en el espacio de mi corazón.
Otra presencia silenciosa de la que no hablo y que también apareció esta semana, está en Irapuato... han pasado los años y cada vez que nos escribimos o nos llegamos a hablar, sabemos que no importa el tiempo transcurrido, aquí estamos.
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A propósito de presencias... Gus me buscó hace tres días en el messenger y me escribió palabras maravillosas que llenaron de vida a mi corazón. Gracias, ¡muchas gracias! te prometo estar en los años que vienen para platicar largo y tendido cada vez que haya oportunidad.
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Es bueno sentir el calorcito de los recuerdos que recuperan vida. Es bueno viajar por los recuerdos porque unos te van llevando a otros. Es bueno reconciliarse con el pasado para construir futuros. Es bueno recuperar vida, recuperando el contacto con otras vidas.
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Lucerito, Gus, Ceci, David... que Dios los cuide y los guíe para que tengan un cierre de semestre exitoso. Los amo profundamente todo el tiempo.
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P.D. ¡Me encanta Dios!

Quienes me leen (lectores, accidentados, mis sufridos seguidores), saben que pienso en ese Dios que Jaime Sabines nos compartió... y que quiero recordar hoy:

Me encanta Dios
Me encanta Dios. Es un viejo magnifico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega. Y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna y nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe de las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero eso a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Bing Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mi me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los anbióticos- ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar, mueve otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira.
Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.
Dios siempre esta de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.
A mi me gusta, a mi me encanta Dios.
Que Dios bendiga a Dios.
Jaime Sabines (1926 - 1999)

Aquí está "Me encanta Dios" con el mismísimo Sabines:

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