viernes, 8 de mayo de 2009

Y...¿luego? ¿Para dónde corremos?


Dos días...dos días...dos días y, ¡nada de nada! Estamos inmersos en una nube de especulaciones. El hecho es que hay confusión, decires y desdecires y el temor vuelve a acrecentarse. Pienso que no hemos aprendido todo lo que debemos acerca de prudencia, del cuidado de una misma y en consecuencia de los demás. Todavía no aprendemos la lección y pues al no hacerlo, el caos reina.

Se negocia con lo que hasta hace cosa de tres semanas no era más que un insignificante objeto: los tapabocas. Hay "un mercado negro" de cubrebocas, de gel antibacterial, de alcohol en gel, de "Lysol" y cuanto menjurje adicional se nos pueda ocurrir para combatir "como verdaderos guerreros a favor de la higiene" al virus AH1N1.

¡¡¡¡Uffff!!!! ¿Cómo entender lo que nos rodea, lo que nos está pasando con paciencia y sin que se nos mueva una pestaña?¿Cómo explicarle a los hijos -que están in-far-ta-dos- que no regresarán a la escuela hasta el 18 de mayo y que comprendan que es una manera de aprender a mirarnos unos a los otros? Esta tarde ¡imposible!

A pesar de todo, hoy he reído mucho, con la Jenifer hemos jugado como chiquillas a pintarnos con pluma y plumón... jajaja...nos hemos reído mucho y los pocos que nos vieron, lo hicieron sorprendidos. La risa, la risa...elixir maravilloso. Es un poco como el poema de Jaime Sabines "La Luna".¿Qué tal? Como mera travesura... ¿en lugar de luna decir la sonrisa o la risa?

La Luna

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

Y aquí estamos, escribiendo palabras que ayuden a expresar pensamientos y sentimientos. Descubriendo que seguir descubriendo es ¡maravilloso! que sentir, pensar, imaginar es un milagro cada vez que sucede.

Quizá en la próxima entrada, escriba acerca de una novela que para mi gusto no es mala... ¡malísima! Pero primero leo las pocas páginas que me faltan, entonces "La Clave Gaudí" en la siguiente vuelta por aquí.

2 comentarios:

  1. La Luna... nos la puso cuando estábamos en lenguaje en segundo semestre :D

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  2. Es bueno saber que lo recuerdas... Buenos y pasados tiempos...

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Aprendiendo de comunicación... si te detienes en este espacio, será excelente saberlo. Si haces comentarios, también será muy bueno.